miércoles, 26 de enero de 2011

Todos los miedos….El miedo

No hace mucho apareció entre el vocabulario mas común el término “panic attack”, o ataque de pánico, es uno de los males de lo que se llama “trastorno de ansiedad”, y si le agregamos todas las fobias que de una u otra manera derivan de estos trastornos tenemos, púes un abanico de grandes limitaciones que el ser humano sufre, quizás desde siempre, solo que ahora tienen nombres diferentes. Lejos de ser especialista, o de estar relacionada con el conocimiento y las especificaciones psiquiatritas, estoy emparentada con uno de estos males, digamos de manera…”personal”.


Pero mas allá de mi parentesco o no, lo que realmente quería escribir en éste, pequeño artículo o reflexión (el lector sabrá en todo caso donde lo encasilla), yo quería hablar del peor de los miedos, “el miedo mismo”, quizás es la raíz de todos estos problemas a los que me refiero, digo quizás porque ésta es una reflexión aventurada de un mal que afecta a muchísimas personas, personas que recurren a diferentes métodos para aliviar los síntomas, pastillas, terapias convencionales, terapias alternativas, curaciones caseras, promesas religiosas, promesas paganas, incluso y en el peor de los casos las personas recurren al encierro, al aislamiento, a dejar de hacer ciertas cosas cotidianas que antes hacían con naturalidad.
Al principio, y como todo lo nuevo que se presenta en nuestra vida, encaramos esto con un toque de ignorancia, pensando que estamos solos en una cruzada contra nuestros temores, pero apenas abrimos la posibilidad de ayuda nos damos cuenta que muchos sufren lo mismo que nosotros, con otros síntomas, con diferentes motivos por lo cual este huésped inesperado e indeseado llega a nosotros, el miedo, pero en definitiva ¿Qué es el miedo? Veamos la definición que nos proporciona la enciclopedia virtual Wikipedia: “El miedo o temor es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en los animales como en el ser humano. La máxima expresión del miedo es el terror”.
Varias cosas me llamaron la atención de esta definición pero la mas impactante de todas es que el miedo es común para el hombre y el animal, ambos, al sentir miedo, apelamos al instinto natural de defensa y curioso es que la defensa consiste en atacar o huir. Ahora bien, cuando el miedo es tan interno y profundo, es decir, que habita en nosotros mismos no sirve defensa alguna, pues ¿A quién atacamos? O ¿De quién huimos? En semejante encrucijada a veces solo queda vomitar hasta querer que desde lo más profundo de nuestro sea arrancado de cuajo ese huésped impune que tanto daño nos hace.
Me he preguntado un millón de veces que se puede hacer para no sentir miedo, y ese tal vez fue el error mas grave que he cometido, es imposible no sentir miedo, como es imposible no sentir dolor, angustia, tristeza, vacío, hay momentos de la vida que es casi inevitable sentirse muerto entre los muertos, creer que este no es ni nuestro mundo, ni nuestro tiempo. Pero esta sea tal vez la más auténtica de las existencias, la conciencia de saber y hacer nuestra finitud, nuestra pequeñez, las miserias humanas son solo el decorado de la gran obra de la vida.
No hace mucho apareció entre el vocabulario mas común el término “panic attack”, o ataque de pánico, es uno de los males de lo que se llama “trastorno de ansiedad”, y si le agregamos todas las fobias que de una u otra manera derivan de estos trastornos tenemos, púes un abanico de grandes limitaciones que el ser humano sufre, quizás desde siempre, solo que ahora tienen nombres diferentes. Lejos de ser especialista, o de estar relacionada con el conocimiento y las especificaciones psiquiatritas, estoy emparentada con uno de estos males, digamos de manera…”personal”.
Pero mas allá de mi parentesco o no, lo que realmente quería escribir en éste, pequeño artículo o reflexión (el lector sabrá en todo caso donde lo encasilla), yo quería hablar del peor de los miedos, “el miedo mismo”, quizás es la raíz de todos estos problemas a los que me refiero, digo quizás porque ésta es una reflexión aventurada de un mal que afecta a muchísimas personas, personas que recurren a diferentes métodos para aliviar los síntomas, pastillas, terapias convencionales, terapias alternativas, curaciones caseras, promesas religiosas, promesas paganas, incluso y en el peor de los casos las personas recurren al encierro, al aislamiento, a dejar de hacer ciertas cosas cotidianas que antes hacían con naturalidad.
Al principio, y como todo lo nuevo que se presenta en nuestra vida, encaramos esto con un toque de ignorancia, pensando que estamos solos en una cruzada contra nuestros temores, pero apenas abrimos la posibilidad de ayuda nos damos cuenta que muchos sufren lo mismo que nosotros, con otros síntomas, con diferentes motivos por lo cual este huésped inesperado e indeseado llega a nosotros, el miedo, pero en definitiva ¿Qué es el miedo? Veamos la definición que nos proporciona la enciclopedia virtual Wikipedia: “El miedo o temor es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en los animales como en el ser humano. La máxima expresión del miedo es el terror”.
Varias cosas me llamaron la atención de esta definición pero la mas impactante de todas es que el miedo es común para el hombre y el animal, ambos, al sentir miedo, apelamos al instinto natural de defensa y curioso es que la defensa consiste en atacar o huir. Ahora bien, cuando el miedo es tan interno y profundo, es decir, que habita en nosotros mismos no sirve defensa alguna, pues ¿A quién atacamos? O ¿De quién huimos? En semejante encrucijada a veces solo queda vomitar hasta querer que desde lo más profundo de nuestro sea arrancado de cuajo ese huésped impune que tanto daño nos hace.
Me he preguntado un millón de veces que se puede hacer para no sentir miedo, y ese tal vez fue el error mas grave que he cometido, es imposible no sentir miedo, como es imposible no sentir dolor, angustia, tristeza, vacío, hay momentos de la vida que es casi inevitable sentirse muerto entre los muertos, creer que este no es ni nuestro mundo, ni nuestro tiempo. Pero esta sea tal vez la más auténtica de las existencias, la conciencia de saber y hacer nuestra finitud, nuestra pequeñez, las miserias humanas son solo el decorado de la gran obra de la vida.
 Recuerdo un acontecimiento cuando era niña, me estaban enseñando a andar en bicicleta, la mano de mi hermana apoyada en el asiento empujaba el artefacto con ruedas, y cuando por fin lo soltó tras andar unos pocos metros caí de bruces, la miré sorprendida, con un destello de reproche en mis ojos, ella se encogió de hombros, se acercó, me ayudó a levantarme y con un gesto me invitó a subir de nuevo, y con voz confiada dijo “Así se aprende”. 



2 comentarios:

  1. Me impactó eso de que cuando el miedo está en uno, de quién huir o a quien atacar, esa pregunta me movilizó...
    Y después... esa especie de "reconciliación", digamos, al decir que es imposible sentir miedo, como otras tantas cosas que nos pasan.
    Que pasen. Como pasa la corriente por un cable.
    Y que nos quede la energía!
    Abrazo!

    Mauro

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  2. ...imposible NO sentir miedo, como otras tantas...

    el mismo Anónimo furciero de antes, jeje

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Tu comentario me hace pensar, me hace crecer, asi que no tengas miedo de expresarte...de eso se trata dialogar