domingo, 21 de marzo de 2010

Acerca de la conciencia histórica en Hans George Gadamer

Gadamer recibió una sólida formación humanística, pero el contexto vital que se estaba desarrollando era el del fervor tecnológico. Filosóficamente, estaba por un lado, la postura de Nietzsche y ante esto la respuesta de Husserl, pero la mayor influencia la recibió de Heidegger y también el impulso a un pensar “histórico y originario”.

Es Heidegger quien propone un nuevo pensar, rompiendo con la temporalidad que caracterizaba los problemas filosóficos; desde su encuentro con Heidegger dos temas fundamentales serán preocupación de nuestro pensador. Por un lado las relaciones entre Techné (entendida como racionalidad técnico – instrumental) y Phronesis (entendida como racionalidad histórico – comunicativa).
Por otro lado las relaciones entre Dynamis (acontecer mecánico – causal) y Energeia (acontecer vital originario).

El nuevo preguntar que se remonta a los griegos tiene la característica de integrar lo histórico con lo vital, con una triple visión la de “pensar”, “agradecer” y “rememorar”. Una nueva relación entre el pensar y su objeto se abre camino fuera de la relación de dominio e incluso no determinada por la voluntad de poder.

La hermenéutica es la que va a permitir abordar el pasado como algo constitutivo de nosotros mismos.
En el texto “El problema de la conciencia histórica”, encontramos en la introducción del mismo, escrita por Agustín Domingo Moratalla, algunas líneas generales para entrar en el pensamiento gadameriano.

Moratalla marca tres momentos en el pensamiento filosófico de Gadamer, que no son momentos de su obra, sino de profundidad en sus reflexiones, a saber:
1. El primer momento lo denomina histórico – filológico, es una etapa de hermenéutica mas bien vivida que pensada.
2. El segundo, llamado Epistemológico, donde se despliega una explicitación teórico – epistemológico del quehacer filosófico iniciado en los trabajos filológicos, es en esta etapa la publicación de “Verdad y Método”, en el año 1949.
3. Y por último el momento denominado Ontológico, donde el lenguaje es el hilo conductor del giro ontológico de la hermenéutica.

“el diálogo no era únicamente el modo en el que se reconstruía la hermenéutica, sino el horizonte existencial desde el que se hace inteligible la comunicación humana y sus relaciones culturales.”

Mas adelante Moratalla vuelve a subrayar tres puntos importantes en la problemática gadameriana; la ampliación del horizonte fenomenológico que la hermenéutica ha realizado, el bosquejo de una racionalidad dialógico – experiencial y la indicación de dos actitudes básicas, la explicitación de una expresa voluntad de responsabilidad y la exigencia de un continuo autoconocimiento histórico.

En una primera aproximación a lo que significa “conciencia histórica”, elegí la siguiente cita:
“La conciencia histórica es el privilegio del hombre moderno de tener plena conciencia de la historicidad de todo presente y de la relatividad de todas las opiniones”.


En el nuevo horizonte hay una “transformación interna de la fenomenología en hermenéutica”, esa hermenéutica es precisamente la que nos pone en relación de pertenencia de la historia....Sigue






Acerca de la conciencia histórica

“La conciencia histórica que caracteriza al hombre contemporáneo es un privilegio, quizás incluso una carga que, como tal, no ha sido impuesta a ninguna otra de las generaciones anteriores.”

Lo revolucionario de la conciencia histórica es que por primera vez el hombre tiene plena conciencia de todo el peso de la historia sobre el presente y también la conciencia de que las opiniones son relativas.

Se ha dicho en la cita que ninguna otra generación tuvo este tipo de conciencia histórica, esto significa, que hay un nuevo sentido de lo histórico, es decir, pensar en el horizonte histórico es pensarse hoy junto con todo el bagaje del pasado.

Hay un comportamiento reflexivo con respecto a la tradición y esto incluye una rememoración pero vivida, Gadamer habla de interpretación, cuando nos enfrentamos con un texto, una obra de arte, etc., de la tradición, hay frente a nosotros algo “extraño” que debiera ser comprendido.

Ahora bien, la interpretación, es un desafío importante porque eso que esta frente a nosotros y que debe ser interpretado no se lo puede abordar sin ningún tipo de mediación y nos instiga a mirar un poco más allá para comprender lo que verdaderamente significa lo que estamos interpretando.

Este nuevo mirar reflexivo va de la mano de la independencia de las ciencias del espíritu con respecto al método de las ciencias de la naturaleza, ya no se trata de “explicar” un determinado fenómeno histórico y ver como este encaja en una regla general.

De lo que se trata es de “comprender” un fenómeno histórico en su particularidad, en su singularidad, en su originalidad. Dilthey había hecho el esfuerzo por fundar un método independiente de las ciencias del espíritu, la posición de Dilthey se basa en la relación de vida y saber con ello puede hacer frente a la acusación de “relativismo histórico”.

Ahora bien, la limitación que marca Gadamer, a mi criterio, con respecto a Dilthey es que él mismo mantiene un ideal de objetividad para las ciencias humanas solo con el fin de estar en un rango igual que el de las ciencias exactas.

Volviendo un poco sobre lo que significa “conciencia histórica”, Gadamer nos habla de la “tradición”, el pasado que nos habla y a la vez nos constituye, ese pasado que cara a cara tratamos de interpretar. Y la siguiente cita nos ilustra que es la tradición para nuestro pensador:
“La realidad de la tradición no constituye, de hecho, un problema de conocimiento, sino un fenómeno de apropiación espontánea y productivo de contenidos transmitidos.”


Dicho esto, vamos a detenernos en la reflexión que se propuso desde la cátedra, en base a la lectura de dos textos, “Verdad y método” de Gadamer y “La Lógica de las ciencia sociales” de Habermas, dicha reflexión se centró en la discusión de los dos pensadores, por un lado la recepción de la hermenéutica en Gadamer y la crítica que Habermas le hace en relación a la pretensión de universalidad de la hermenéutica.

No vamos entrar aquí propiamente en la discusión sino que vamos a ver la posición de Gadamer con respecto a la hermenéutica, a la tradición y al concepto de prejuicio que nos permitirá aclarar más el tema de la conciencia histórica.

En primer lugar podemos decir que la hermenéutica en Gadamer es un modo de ser, lo cual implica que es extrametódico, es decir, la hermenéutica no es un método con el cual se aborda tal o cual problema, sino que es mas cercano a la idea de círculo vida – expresión – comprensión, propuesta por Dilthey.

Hay tres tipos de hermenéutica, originaria, crítica (Habermas) y neopragmática, nuestro pensador se ubica en la línea de la hermenéutica originaria, desde allí lo que intenta hacer es rehabilitación y revalorización de la noción de prejuicio con el fin de proporcionar justicia a la historicidad de la comprensión.

Para Gadamer no hay un estado de neutralidad frente a las cosas, sino que hay una comprensión anticipadas de las cosas, lo que significa en otras palabras que no podemos evitar tener prejuicios; y el mayor de todos los prejuicios es el prejuicio contra todo prejuicio.

Cuando tenemos frente a nosotros un texto nos enfrentamos con conceptos previos que se van sustituyendo progresivamente por otros mas adecuados, pero también tenemos el problema que leemos un determinado texto desde o con nuestros propios hábitos lingüísticos, llegar a alcanzar una comprensión con opiniones que no sean arbitrarias implica “leer al autor en su propio tiempo”, esto es, incorporar hábitos lingüísticos de la época en que fue escrito el texto que tratamos de interpretar.

El núcleo del problema que expone Gadamer en las páginas leídas de “Verdad y Método”, es que la tradición nos dice algo, una comprensión adecuada es escucharla desde la misma tradición.

Si nos remontamos a la Ilustración, la noción de prejuicio adquirió por esos tiempos una connotación negativa, el espíritu racionalista condenó el prejuicio en pos del avance de la ciencia, esta negatividad afectó directamente al conocimiento histórico que forma parte de nuestra conciencia histórica; el desafío de nuestro pensador es volver positivas esas connotaciones negativas.

Los tipos de prejuicio que trata son, primero “por respeto humano”, este hace referencia a la autoridad, y es el que fue criticado más fuertemente durante el período de la Ilustración, el otro es el de “precipitación”, hace referencia a la precipitación de uno mismo.

El esfuerzo de Gadamer por rehabilitar la autoridad y la tradición consiste en presentar a estos como prejuicios que condicionan la comprensión, es decir, hay un reconocimiento por los prejuicios que se consideran legítimos.

¿Cuál era la crítica de la Ilustración a estos prejuicios?, con respecto al prejuicio de la precipitación, el argumento en contra es que es una fuente equivocación que nos conduce al error en el uso de nuestra propia razón; con respecto al prejuicio de autoridad se le acusa directamente como la responsable de que no usemos la razón.

La Ilustración, así como rechazó sistemáticamente la autoridad por ser fuente de prejuicios, olvidó que también la autoridad puede ser fuente de verdad, el tinte negativo que la autoridad adquirió en esta época quedó en el plano contrario a la razón y la libertad, entendida la autoridad como una especie de ciega obediencia.

Gadamer describe el concepto de autoridad como un atributo de las personas, el fundamento de este atributo está en un acto de conocimiento y reconocimiento, lo que se reconoce es que el juicio del otro es preferible al mío, el otro adquiere autoridad por razón, pues su juicio es mas acertado que el mío.

La autoridad en este caso tiene que ver con el conocimiento y no con la obediencia. El poder de dar órdenes, si se quiere, viene dado por la adquisición de autoridad ganada por la razón. Un ejemplo de ello es la autoridad del educador frente al educando. Autoridad del que sabe más que yo.

El romanticismo defendió una clase de autoridad que es la tradición, la cual se vuelve anónima, por ejemplo toda la Educación tiene su fundamento en éste tipo de autoridad; la base sobre la cual se sienta es la línea trazada por el pasado, existe una especie de tutela hasta la madurez donde se logra el momento de la independencia, lo cual no significa librarse de todo el pasado.

Gadamer no ve que la tradición y la razón deban estar en contradicción, sino que están en una relación de diálogo, el acto de dialogar con la tradición no significa aceptar a ciegas lo que ésta diga, todo lo contrario el diálogo forma parte de nuestra conciencia histórica.

Las innovaciones o revoluciones siempre conservan algo de la tradición solo que con una nueva forma o un nuevo saber, de los prejuicios nos servimos para ver la realidad, esto que soy hoy y ahora es producto también de una historia que me antecede.

Tener conciencia de que la historia me constituye es parte de lo que se denomina “proceso autoreflexivo del sujeto”, esa es justamente la tarea de la hermenéutica de la comprensión; en esta comprensión se conjugan la experiencia estética y el conocimiento histórico.

La obra de arte, por ejemplo, no es simplemente un objeto frente a un sujeto en relación de conocimiento, es un encuentro donde sujeto y objeto son transformados mutuamente, ambos están inmersos en un juego que los interpela y los invita al diálogo, es un juego donde aparece la verdad de la obra, el texto habla cuando es leído, cuando el lector dialoga con él.

Este tipo de diálogo también se realiza con la tradición, con la historia, y es justamente esto lo que Gadamer entiende por conciencia histórica, ahora bien la historia es interpretada y aquí nuestro pensador nos marca cuatro categorías.

La primera es la “distancia temporal”, es la distancia que necesita un determinado hecho histórico con respecto al sujeto que lo interpreta con el fin de que las pasiones con respecto a ese hecho no interfieran ni oscurezcan la interpretación.

La segunda es la “historia efectual”, esto es poder visualizar los efectos que ha tenido un acontecimiento histórico a través del tiempo. La tercera categoría se la denomina “conciencia de los efectos históricos” y la cuarta, “fusión de horizontes”; estas dos últimas categorías sirven al propósito del proceso autoreflexivo del sujeto, lo cual implica, en el primer caso la toma de conciencia de los efectos que un hecho histórico acarrea en el correr de los años, mencionado en la historia efectual.

En el segundo caso, con respecto a la fusión de horizontes, favorece al diálogo con la historia, donde la tradición es interpretada en un nuevo contexto y genera un saber nuevo, una perspectiva nueva, es precisamente lo que permite que la tradición no sea aceptada ciegamente sino que haya una comprensión de la misma.
Bibliografía


 FIGAL, Günter, Fenomenología de la cultura, Verdad y Método después de cuarenta años. En “El ser que puede ser comprendido es lenguaje”. Homenaje a Hans-Georg Gadamer, Editorial Síntesis. S/D.


 GADAMER, Hans G, “Verdad y Método”, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1977.

 GADAMER, Hans- Georg, El problema de la conciencia histórica, Tecnos, Madrid, 1993.


 JUÁREZ DE ORTIZ, Marina, “Apuntes de Cátedra”, Enfoques Antropológicos Contemporáneos, UCC, 2007, sin más datos

1 comentario:

  1. Muy interesante tu entrada. La historia nos constituye, y en una época en donde la razón levanta sospechas es necesario apelar a lo estético. Saludos!!!

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Tu comentario me hace pensar, me hace crecer, asi que no tengas miedo de expresarte...de eso se trata dialogar